En los anaqueles de los supermercados y establecimientos comerciales, existen tantas marcas, tamaños y clases de leche, que uno tiende a confundirse.
La mejor manera de no caer en errores, es conocer exactamente el tipo de leche que va mejor con tu dieta, estilo de vida y necesidades alimenticias.
Muchas personas prefieren la leche semidesnatada, pues sienten que su sabor es mucho mejor y más agradable al paladar; mientras que otros se decantan por la leche desnatada, pues la consideran menos espesa y más ligera.
Pero más allá del sabor o la densidad de la misma, sabes tú realmente, ¿qué es mejor, la leche desnatada o semidesnatada?
La cantidad de grasa, la proporción de vitaminas y nutrientes, son puntos de vital importancia, para determinar, cuál de ellas es la mejor para cada individuo.
La principal diferencia entre la leche desnatada y la semidesnatada, es la cantidad de grasa que aporta a quien la consume.
En el caso de la leche desnatada, conocemos que cada cien mililitros contienen 0,1 gramos de grasa o lo que es lo mismo un conteo muy por debajo del 0.5 % de grasa en la leche.
Mientras que la semidesnatada, se contabiliza 1,7 gramos de materia grasa por cada cien mililitros, que se traduce en un porcentaje entre el 0.5 y el 3.5 en el producto.
En cada caso y según la proporción de nata separada, también se separa una cantidad considerable de vitaminas A, D y E.
En el proceso de obtención de la leche desnatada, se pierden estas vitaminas junto con la grasa eliminada, por ser liposolubles; sin embargo, muchas marcas se toman el trabajo de adicionar las vitaminas necesarias a la leche desnatada, a fin de ofrecer los beneficios de una bebida láctea sin grasa, pero con vitaminas.
Mientras tanto, en la leche semidesnatada, se mantienen todas las vitaminas, aunque no en la misma proporción que en la leche entera, pero la diferencia es muy poca.
Ahora bien, si te estás preguntando por lo sucede con las vitaminas del grupo B; minerales como calcio, fósforo, magnesio; y las proteínas; los expertos analistas de alimentos lácteos, aseguran en el contenido, la proporción y los beneficios de ambos, son iguales.
Pero entonces, ¿cómo podemos establecer cuál es mejor, entre la leche desnatada y la semidesnatada, si nos damos cuenta de lo beneficioso que podría ser, consumir una u otra?.
Pues bien, la leche desnatada, es perfecta para algunas personas, que requieren erradicar de su vida los alimentos lácteos y la grasa que esto conlleva, pero que no pueden dejar de tomar una taza de café o té con leche, un vasito de leche tibia en las frías noches de invierno o un batido de su fruta preferida con un poco de leche y hielo triturado en un día caluroso, sin correr el riesgo de aumentar de peso.
Por otra parte, la leche semidesnatada, al pasar por un proceso un poco menos fuerte de elaboración, proporciona mayor sabor y es la ideal para aquellas personas que, aun vigilando las calorías y la alimentación sana, no son tan estrictas con el consumo de lácteos y además no sufren de condiciones de salud, que les obliguen a evitar por completo las grasas.
En ambos casos, la decisión debe ser conjunta entre tu nutricionista y tú, quienes para llegar a la conclusión de cuál es mejor, deben estudiar los pro y contra, de consumir una u otra.