En el rango de los aceites vegetales, el más apreciado, por su intenso sabor, delicado aroma, untuosa textura y caricia al paladar, es sin duda alguna el aceite de oliva, el cual aparece bien sea como aderezo, ingrediente adicional o elemento principal, en la mayoría de las recetas mediterráneas y además, es incluido en la cocina de todo el mundo.
Hablamos de un aceite que se extrae la aceituna, utilizando la técnica del prensado y constituye una fuente incomparable de ácidos grasos y nutrientes naturales, esenciales para el buen funcionamiento de los órganos internos del cuerpo humano, al constituirse en factor de gran importancia para la función metabólica, que contribuye al desarrollo y mantenimiento de la salud.
Cabe destacar, que el aceite de oliva extra virgen, además del aporte de ácidos grasos, anteriormente nombrados, es una fuente de beneficios adicionales, contenidos en los compuestos fenólicos o antioxidantes, vitamina E, ácido oleico y ácido linoléico, que contribuyen a frenar los efectos de los radicales libres, el envejecimiento, enfermedades cardiovasculares y tumores cancerígenos.
El aceite de oliva tiene tantas calorías como cualquier aceite vegetal, por lo tanto el aporte energético del mismo está calculado entre las 800 y las 900 Kilocalorías por cada 100 gramos.
Como sabemos que es un poco difícil conocer el cálculo en gramos del aceite, una manera sencilla de conocerlos es la siguiente: en una cucharada sopera de aceite, tenemos 15 gramos aproximadamente. Siendo la cantidad recomendada para un adulto de tamaño y peso promedio, activo y dinámico, unas tres cucharadas de ese tamaño.
Otros autores ven el análisis anterior desde otro ángulo, cuando aseguran que todas las grasas que se usan en el campo culinario, sean de origen animal o vegetal, contienen invariablemente 9 kilocalorías por gramo y que aportan la misma energía al consumidor, al igual que la misma cantidad de grasa.
La púnica diferencia es la composición de esa grasa y en qué viene contenida la energía, de modo que actúan de diferente forma dentro del organismo, pero, insisten, aporte calórico es el mismo.
Entonces, por qué existe la creencia de que el aporte calórico del aceite es menor, pues porque el consumo del mismo no es tan alto, ya que al tener un sabor característico e intenso, se puede consumir en poca cantidad; además, si se adiciona a una ensalada, en forma de aderezo, obviamente no se consume por completo; mientras que al utilizarse en alguna fritura, este aceite tiene una particularidad debido a su contenido de ácido linoléico y es que penetra menos que otros aceites, por lo tanto, se utiliza menor cantidad.
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